“Es importante que ustedes, los periodistas de Latinoamérica, vengan a conocernos, porque existe un concepto muy errado de qué son las Falkland”, nos repiten una y otra vez congresistas, autoridades, gobernador y gente local.
¡Y es cierto! Las conocemos por la guerra de 1982 y porque aún sigue vigente la disputa territorial entre argentinos e ingleses, que comenzó en 1833. Pero más allá de eso, no sabemos casi nada de las islas y sólo cunden mitos y conceptos con consignas políticas. Incluso he escuchado a mucha gente creer que allá hay un pueblo oprimido, donde los argentinos luchan contra el imperialismo británico. ¡Ni siquiera sabemos cómo decirles! ¿Falkland? ¿Malvinas? ¿Falkland/Malvinas? (los isleños las nombran como Falkland Islands) Uno suele utilizar ambos nombres a la vez o Malvinas a secas, porque no hacerlo, casi implica cortar relaciones con los argentinos, incluso con los amigos. Uno dice Falkland y te llega un mundo de puteadas ideológicas, tanto en persona, como en redes sociales. Y lo digo con conocimiento empírico. Por eso no es difícil entender cuando las autoridades nos dicen que les encantaría tener mayor acercamiento con Latinoamérica, pero que es muy complejo ¿la razón? Que un país tenga buena onda con ellos, implica cortar relaciones con Argentina. Si pasa a nivel personal, imagínense a nivel de países.
Pero más allá del tema geopolítico de fondo, quiero contarles que conocer las islas ha sido una experiencia genial. He tenido la oportunidad de ir dos veces por mi trabajo (una como periodista para La Tercera, la segunda como fotógrafa para las revistas de Aero México) y en ambas visitas he aprendido un montón y he podido conocer las islas de verdad. Ya no desde un libro de historia, o desde un discurso británico o argentino, sino que desde su gente: los isleños. Familias que han vivido de generación en generación labrando la tierra, trabajando sus estancias, abriendo las puertas al turismo y disfrutando una fauna tan particular, donde los vecinos son ovejas y pingüinos.
Lo primero que hay que saber sobre las islas son dos cosas: apenas viven un par de familias argentinas y esto NO es una colonia inglesa, sino que un territorio de ultramar británico. Los isleños tienen su propio gobierno, no le tributan a U.K. y ellos no les dan ayuda económica, pero sí mantienen presencia militar defensiva (por si los argentinos deciden volver a invadir como en 1982) y les dan representatividad en el mundo a través de sus embajadas.
Viven alrededor de 2900 personas, la mayoría en la ciudad de Stanley, el resto en estancias repartidas en las cientos de islas que comprende este archipiélago. Y además hay un contingente de militares que vive en la base militar, junto al aeropuerto Mount Pleasant, donde aterriza LAN cada sábado.
A través de la aerolínea no llegan más de 2000 turistas al año, ya que te obliga a quedarte una semana completa en un territorio donde los precios sí que son británicos. Todo es en pounds y todo sale caro… muuuuuy caro. Pero en cruceros arriban más de 50 mil turistas al año, la gran mayoría en busca de su fauna marina, donde los protagonistas indiscutidos son los pingüinos: el fotogénico pingüino rey (la mayor colonia, después de las islas Georgias), los chistosos rockhopper, los excelentes nadadores papúa o gentoo y nuestros conocidos pingüinos de Magallanes. Además es posible ver orcas, lobos marinos, elefantes marinos, albatros de ceja negra, petreles, skúas y una larga lista de aves.
Desde el aire se pueden ver las cientos de islas que conforman estas tierras. En total dos grandes (este y oeste) y más de 750 islas pequeñas e islotes. Lo primero que llama la atención es el desolado paisaje producto del efecto de las glaciaciones, con enormes planicies de pastos y turberas, y algunos lomajes y cerros.
Aquí no existen árboles nativos y se extinguió el warrah o guará, un cánido endémico que era el único mamífero terrestre que habitaba estas tierras. Hoy solo se ven animales introducidos como ovejas (es la tercera actividad económica más importante), algunas vacas y uno que otro cerdo. Pero en la costa el panorama es totalmente distinto. Playas de arenas blancas, mar con colores caribeños y toda esta fauna marina, que convierten las islas en destino soñado para los que amamos la fotografía de naturaleza.
Los dejo con una galería fotográfica y ojalá se animen a conocerlas ustedes mismos. Más allá de la posición política que uno tenga, el destino es hermoso y su gente encantadora. No son británicos, ni argentinos, son isleños y sí que vale la pena escuchar sus historias, lo difícil que es vivir tan alejado del mundo o conocer cuáles son sus anhelos a futuro, porque su gente sí tiene voz propia.
Pueden ver las fotos de este viaje acá Flickr 2014
O las de 2012 acá: Flickr 2012